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  • Foto del escritorDr. David Colmenero Sánchez

Depresión y Embarazo

Actualizado: 28 mar 2023

Adaptación psicológica al embarazo.

En ocasiones, el embarazo y el puerperio (estado posterior al parto) representan un estrés tan grande que desencadena una enfermedad mental, esta última, puede ser una enfermedad previamente existente o indicar el inicio de una enfermedad nueva.



Se ha observado que diversos factores bioquímicos relacionados al embarazo exacerban algunos trastornos mentales previamente existentes en las pacientes. Las mujeres responden de maneras diversas a los factores estresantes del embarazo y algunas expresan preocupaciones persistentes por la salud del feto, los cuidados del lactante, los cambios en el estilo de vida, temor por el dolor durante el parto, son frecuentes la ansiedad, los trastornos del sueño, el deterioro funcional. El nivel de estrés percibido es mucho mayor entre las pacientes cuyo feto tiene riesgo alto de padecer malformaciones, de presentar un trabajo de parto prematuro o complicaciones médicas preexistentes.


“Sabías que la dependencia al tabaco se ha asociado al incremento de las tasas de todos los trastornos mentales durante la gestación”


Durante la primera consulta de control prenatal es importante identificar los factores de riesgo que tiene una mujer para desarrollar trastornos psiquiátricos, por ejemplo, el uso de sustancias psicoactivas (drogas), antecedentes heredofamiliares de depresión, antecedentes de abuso sexual, físico o verbal.



Trastorno depresivo durante el embarazo.

Los síntomas de la enfermedad depresiva son:

​Sensación persistente de vacío emocional

Tristeza

Ansiedad

Desesperanza

Pesimismo

Sentimiento de culpa

Desvalorización

Desamparo

Irritabilidad

Inquietud

Pérdida del interés de los pasatiempos

Fatiga

Pérdida de la concentración

Insomnio

Alimentación excesiva

Falta de apetito

Pensamientos suicidas

Dolor persistente

Dolor de cabeza

Trastornos digestivos

La depresión mayor es el trastorno depresivo más frecuente. En general las mujeres tienen un riesgo del 12% de padecer depresión, pero sólo el 50% de estas pacientes busca atención médica.

Es indudable que el embarazo constituye un factor estresante importante en la vida que puede precipitar o exacerbar tendencias depresivas. Cerca de ¾ partes de mujeres que toman antidepresivos antes del embarazo, los interrumpen antes o durante el primer trimestre de embarazo. De las pacientes que interrumpen su tratamiento, cerca del 70% tiene una recaída, las pacientes que no suspenden su tratamiento tienen un riesgo de recaída del 25%.




Depresión Posparto.

Se sabe que este trastorno lo padece el 50% de las mujeres 7 días después del parto. Este estado emocional se caracteriza principalmente por labilidad emocional, insomnio, llanto, depresión, ansiedad, mala concentración, irritabilidad e inestabilidad emocional, estos síntomas alcanzan su nivel máximo en el 4to al 5to día e inicia su recuperación posterior al día 10 posparto. Es importante mencionar que la mayor parte del tiempo la emoción predominante es la felicidad por el nacimiento del feto.


“La mayoría de las veces, la depresión posparto no se reconoce ni se trata”


Si no se recibe tratamiento, hasta el 25% de las mujeres con depresión posparto estarán deprimidas un año después.


Tratamiento.

El tratamiento de la depresión grave está indicado durante el embarazo o el puerperio. Los medicamentos de primera línea para la depresión durante el embarazo o el puerperio son los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (SSRI).


Dentro de este grupo de medicamentos, solo la paroxetina, ha demostrado un incremento en el riesgo de malformaciones fetales, específicamente a nivel cardíaco (comunicación interventricular), con la posibilidad de una anomalía cardíaca por cada 200 fetos expuestos. Por lo tanto desde el año 2012 se ha recomendado evitar el consumo del paroxetina en embarazadas o en mujeres que planean un embarazo.


Las pacientes que interrumpen en forma repentina el tratamiento antidepresivo con SRRI suelen experimentar síntomas de abstinencia, así mismo, 30% de los recién nacidos expuestos a estos medicamentos también pueden mostrar síntomas de abstinencia (síndrome de conducta neonatal).


Lactancia.

Algunos psicotrópicos se filtran hasta la leche materna, pero en la mayor parte de los casos la concentración es muy reducida o indetectable. Dentro de los SSRI que más se extretan en la leche materna se encuentra la fluoxetina, algunos de los efectos adversos de estos medicamentos son: irritabilidad, perturbaciones del sueño y cólicos.



Psicosis posparto

La psicosis posparto suele presentarse dentro de las dos primeras semanas después del nacimiento y se caracteriza por la presencia de delirios, alucinaciones, ansiedad, irritabilidad, agitación psicomotora y dificultad para conciliar el sueño (no asociado al recién nacido), así cómo confusión y desorientación con episodios de lucidez. Algunas mujeres con este trastorno padecen ideas delirantes que conducen a pensamientos de lesionarse a sí mismas o a sus lactantes.


Se estima que la psicosis posparto se presenta en 1 de cada 1000 nacimientos y es más común en mujeres que tuvieron complicaciones y es su primer embarazo. El factor de riesgo más importante para desarrollar la psicosis posparto son el antecedente de trastorno bipolar.


Cuando se identifica la enfermedad es muy importante la atención psiquiátrica inmediata, siendo necesaria la hospitalización la mayoría de los casos, así como la farmacoterapia.


Trastornos de la conducta alimentaria en el embarazo

Estos trastornos son más frecuentes en mujeres adolescentes y adultos jóvenes (2 a 3%), incluyen la anorexia nerviosa (pacientes que se niegan a mantener un peso mínimo normal) y bulimia nerviosa (atracones alimenticios con la posterior purga o ayuno excesivo para mantener el peso normal).

Estos trastornos se relaciones a complicaciones como parto prematuro, fetos pequeños para la edad gestacional, restricción del crecimiento intrauterino, mala cicatrización de las heridas y dificultad para la lactancia.


En conclusión, el embarazo demanda a las mujeres no solo un estrés físico importante, sino también un estrés emocional muy potente, que, puede desencadenar o reiniciar trastornos mentales que pueden llegar a ser peligrosos tanto para la madre como para su bebé. El grupo familiar más cercano a estas pacientes debe de reconocer los síntomas de alarma para un trastorno psiquiátrico y buscar ayuda oportuna, inicialmente con su médico ginecólogo quién ayudará con el tratamiento inicial de la paciente.

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